En 1951 María Lejárraga, una emprendedora viejecita de 76 años, llega a Buenos Aires con la ilusión de comenzar como exiliada una vida nueva en el Nuevo Mundo. Optimista incorregible, en el proceso de sustitución de su vieja patria por la obligada patria adoptiva, pretende escapar del sufrimiento que produce la pérdida de las raíces a fuerza de voluntarismo.
Sorprendentemente, en el hemisferio sur, aparte de la desaparición de la estrella polar, el color de la primavera aflora en octubre mientras que el otoño sucede en abril…
Puedes leer mi investigación sobre su visión del destierro en «El color de la nostalgia (María Lejárraga y Buenos Aires)», que ha publicado recientemente la Universidad de La Rioja en: María Teresa González de Garay y José Díaz-Cuesta (ed.): El exilio literario de 1939, 70 años después, Logroño: Universidad de La Rioja, 2013, pp. 255-264. http://publicaciones.unirioja.es/catalogo/online/Exilio1939/introduccion.shtml